El Palacio de Linares: Descubre los Secretos Ocultos de esta célebre Casa Encantada

Iniciamos un nuevo y fascinante ciclo de misterio, recorriendo en este caso algunas de las casas encantadas (o embrujadas) más enigmáticas de la historia. Como primer alto en nuestro camino, tenemos al célebre Palacio de Linares en Madrid. Pero antes de entrar en detalle (y por si alguien no lo tuviera claro), veremos la definición de lo qué es en sí una casa embrujada. Por cierto, por si fuera de tu interés, aquí te dejo el enlace a un interesantísimo artículo sobre el carnicero de Milwaukee.

¿Qué es una Casa Embrujada?

Una casa embrujada (o una casa encantada) es un edificio o construcción donde supuestamente ocurren apariciones o fenómenos paranormales, pudiendo también ser objeto de una maldición. Según la parapsicología, en una casa encantada se produce en realidad el fenómeno llamado «infestación» (cuando una casa está tomada por espíritus). Según la leyenda popular, una casa embrujada puede contener a fantasmas, poltergeists, o hasta demonios. A veces estas presencias siguen frecuentando el mundo físico después de que un acontecimiento trágico ocurrió en la propiedad, como un asesinato, una muerte accidental, o un suicidio.

Casa embrujada

Antiguamente se daban casos donde, acaecidos hechos de este tipo, se decidía que, en lugar permitir que continuara sirviendo a la vida doméstica, la propiedad pasara a ser clausurada de forma en muchas ocasiones indefinida o prolongada, permitiendo que su estructura se deteriorase a causa de la falta de mantenimiento (de ahí que se tienda a entender que, si una casa presenta esta característica, quiere decir que es una casa embrujada). La forma más conocida de representar esta circunstancia era mediante tapias que se colocaban en puertas y ventanas de la propiedad.

Casa deteriorada considerada como embrujada

Las casas embrujadas son elementos comunes en ficciones literarias o cinematográficas de horror y ficción paranormal. La estructura de una casa embrujada puede ser cualquier construcción desde un antiguo castillo europeo hasta una pequeña casa en un suburbio de construcción reciente. Sin embargo, muchos autores y directores de cine prefieren la arquitectura de principios del siglo XX o anterior, particularmente las mansiones oscuras.

Mansión oscura

El Palacio de Linares

El bello palacio de Linares, conocido en sus primeros años como palacio de Murga, se encuentra situado en el corazón de Madrid (España), entre el paseo de Recoletos y la calle Alcalá. José de Murga y Reolid y Raimunda de Osorio y Ortega, primeros marqueses de Linares y primeros vizcondes de Llanteno, compraron en 1874 el mejor solar del barrio, y en 1877 encomendaron las obras del palacio que sería su residencia al arquitecto municipal (Carlos Colubí).

Palacio de Linares

El palacio abre su fachada principal a la plaza de Cibeles, en los terrenos de los antiguos Molinos de Plata y del Pósito Real de Madrid, gran almacén de cereal pensado para atender posibles crisis de abastecimiento en la ciudad. Fue construído y decorado por los mejores arquitectos y artesanos de la época. Más concretamente, en él trabajaron los arquitectos Carlos Colubí, Adolf Ombrecht y Manuel Aníbal Álvarez, y pintores de la talla de Francisco Pradilla, Manuel Domínguez y Alejandro Ferrant.

Escalera principal en el interior del Palacio de Linares

Durante el breve periodo en que los marqueses lo habitaron (entre 1884 y 1902), fue una de las residencias más suntuosas e impresionantes de Madrid. La calidad de sus mármoles o sus pinturas murales, así como la riqueza de sus telas y alfombras, bronces, lámparas, mosaicos y trabajos en madera, constituyen uno de los conjuntos de arquitectura decimonónica mejor conservados del siglo XIX en España.

Techo en el interior del Palacio de Linares

Los datos

La historia de los Marqueses de Linares se remonta a finales del siglo XIX, cuando José de Murga y Reolid, futuro Marqués de Linares, comunicó a su padre, Mateo Murga Michelena, que quería casarse con Raimunda de Osorio y Ortega, una joven de condición humilde. No obstante, a pesar de que su padre siempre le había recomendado que se casara por amor, encontró la total oposición del mismo, hasta el punto de que le envió a estudiar a Londres (Inglaterra). Pasado un tiempo, le llegó la noticia de la muerte de su padre. Inmediatamente volvió a Madrid, para hacerse cargo de negocios, bienes y títulos, y de paso contraer matrimonio con su adorada Raimunda.

José de Murga y Reolid y Raimunda de Osorio y Ortega

Con posterioridad, José de Murga fue nombrado Marqués de Linares por el rey Amadeo I de Saboya en 1873, y por entonces encargó la construcción de la obra artística del Palacio de Linares. Se cuenta que José de Murga, revisando los documentos de su difunto padre, encontró una carta dirigida a él en la que le explicaba su oposición: Raimunda, ya su esposa, era en realidad su hemanastra, como resultado de una relación extramatrimonial del propio Mateo con una cigarrera de Lavapiés. La carta decía: «Te habrá sorprendido, querido hijo, mi reacción, después de haberte dicho tantas veces lo contrario, a la confesión de tu amor por la hija de la estanquera; pero es que esa muchacha es tu hermana…».

Carta a Mateo Murga Michelena

Como consecuencia de ello, José y Raimunda, conscientes del pecado incestuoso que habrían cometido, se habrían dirigido al Papa, quien finalmente les habría otorgado una bula papal denominada «Casti convivere», esto es, vivir juntos pero en castidad. De hecho, era un secreto a voces entre la alta sociedad madrileña que los marqueses vivían en plantas separadas, sin llevar una vida conyugal normal.

Madrid en el año 1877

Sin embargo, el amor que se profesaban les habría hecho pasar por alto su relación de medio hermanos y habrían engendrado una hija, a la que habrían asesinado siendo niña para evitar un gran escándalo. Tal hija, Raimundita, habría sido emparedada o ahogada, y enterrada en el propio palacio. La marquesa murió al poco tiempo de pena, y el marqués se acabó suicidando. Tras fallecer los marqueses, y ante la ausencia de descendencia (solo a «mundita», como cariñosamente llamaban a Raimunda), el palacio lo heredó la ahijada de éstos, Raimunda.

La Leyenda

Antes de saltar a la fama por sus «fantasmagóricos habitantes» el edificio permaneció muchos años abandonado, con su fachada oscurecida y el jardín lleno de plantas muertas. En 1990, la Administración lo compró para instalar la sede de la «Casa de América». Durante los trabajos de reforma y acondicionamiento, empezaron a surgir los primeros rumores de fenómenos extraños, con guardias de seguridad que huían despavoridos. Ante estos rumores y noticias de fenómenos paranormales, varios parapsicólogos decidieron acudir en mayo de 1990 para investigar «in situ». El resultado es la publicación de unas psicofonías en las que se escuchaban varias frases que ponían los pelos de punta: «¡Fuera, no… aquí no!», «Yo tuve una hija», «Mamá… yo no tengo mamá», «Mi hija Raimunda… nunca oyó decir mamá», etc.

Cinta de cassette con psicofonías del Palacio de Linares

Con el tiempo se supo que eran falsas, pero al menos dieron pie para conocer la truculenta historia de los habitantes del palacio. Así, las psicofonías formaron parte de una operación para promocionar un nuevo libro de la doctora Carmen Sánchez de Castro, aunque también ha habido otras publicaciones posteriores. Además, una supuesta imagen en una pared de la Capilla del Palacio de Linares, eran en realidad manchas de humedad con una curiosa forma. Por su parte, hay quien asegura haber visto una niña asomada en una de las ventanas de palacio o paseando por los salones llorando y cantando. Según la leyenda, estas «visiones» corresponderían al espíritu de Raimundita, paseándose por el resto de la eternidad por los grandes salones del viejo palacio, cantando canciones infantiles y llamando a sus padres.

Libro "El secreto de Raimunda" de Carmen Maceiras Rey

El edificio se reabrió al público en 1992. La intención inicial del Ayuntamiento fue «poner el palacio al alcance de la gente de Madrid» y mostrar su «valioso patrimonio histórico y artístico». Pese a todo, y reconociendo el filón turístico que podía representar para la ciudad, hoy en día, cualquier visitante puede conocer sus diferentes estancias de mano de especialistas en Historia y Arte, que también les relatarán el pasado oculto y secreto de una de las residencias más impresionantes del Madrid del siglo XIX.

Especialistas en Historia y Arte que ofrece una visita guiada en el Palacio de Linares

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