Tras los sensacionales artículos sobre Garry Kaspárov, José Raúl Capablanca y Magnus Carlsen (entre otros), hoy conoceremos más de cerca al célebre Mikhail Tal, uno de los ajedrecistas más exitosos y emblemáticos de todos los tiempos, y que (como los mencionados anteriormente) extendió su dominio en el mundo del tablero durante varios años y llegó a ser campeón del mundo de ajedrez.
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Biografía
Mikhail Tal (o Mijaíl Tahl) fue el octavo Campeón del Mundo de Ajedrez. De padres judíos, nació el 9 de noviembre de 1936 en Riga (Letonia), y desde muy joven destacó por su gran capacidad para crear ataques tácticos y combinaciones sorprendentes y, a menudo, muy arriesgadas. De mente imaginativa, soluciones geniales, alegre, impredecible y siempre bromista a lo largo de toda su vida, Tal fue un niño prodigio, algo que confirmó en cuanto comenzó a acudir a la escuela, destacando sobre todo en matemáticas.
Su padre fue el encargado de enseñarle a jugar al ajedrez cuando «Misha» había cumplido los 10 años. En su primera partida se enfrentó a su primo, perdiendo de manera rápida. A pesar de la derrota, el virus del ajedrez se extendió por todo su cuerpo, hasta tal punto de convertirse en la gran pasión de su vida. De hecho, por su estilo de juego y por su entrañable personalidad, siempre mostrándose humilde y con un gran sentido del humor, se ganó el cariño unánime de los aficionados al ajedrez de todo el planeta.
Con 17 años se proclamó campeón de Letonia, y ese mismo año obtuvo el título de Maestro de la URSS tras vencer en un match a Vladimir Saigin (campeón de Bielorrusia). Algunos años después, en 1957, logró vencer en el campeonato absoluto de la URSS, el título más codiciado por los jugadores de la antigua unión de repúblicas, sólo superado en prestigio por el campeonato del mundo.
Y llegó la primavera de 1960, en la que el joven Mikhail entró en una dura batalla por la corona mundial contra el vigente campeón, el ruso Mijaíl Botvinnik. Aunque hubo varias alternativas en el marcador, finalmente Tal obtuvo el triunfo de forma holgada, convirtiéndose así en el campeón del mundo más joven de la historia (récord batido por Kaspárov décadas después).
Botvinnik tenía derecho a un match de revancha si era derrotado, e hizo valer su privilegio al año siguiente. En dicha ocasión, Tal se mostró inferior a Botvinnik (y así lo reconoció), perdiendo su corona frente al anterior campeón. Hay que mencionar que «Misha» empezó a tener sus primeros problemas de salud durante este encuentro, algo que perjudicó notablemente su juego. Aun así, el letón no juzgó este hecho como determinante y asumió su derrota con total deportividad.
Tras esta derrota, Tal realizó un rápido descenso y nunca volvió a disputar un match por la corona mundial. En alguna ocasión estuvo a punto de confirmar su regreso, aunque la fatalidad siempre se cruzó en su camino y no pudo refrendar su espectacular juego con los resultados apropiados.
Por otro lado, comentar que Tal odiaba los artefactos tecnológicos, y nunca quiso aprender a conducir un automóvil y prefería evitar aviones, coches y trenes. Mujeriego y enamoradizo, se casó tres veces y tuvo dos hijos, y fue también excesivamente proclive al licor y al tabaco, lo que en ocasiones limitó su descomunal talento ajedrecístico.
Como adelantábamos antes, a lo largo de su vida tuvo serios problemas de salud, y se sometió a diversos tratamientos que le provocaron dependencia a la morfina. Finalmente, falleció en Moscú (Rusia) el 28 de junio de 1992, a causa de una insuficiencia renal y hemorragia en el esófago, a los 55 años de edad. Fue enterrado en el cementerio judío de Riga.
Estilo de Juego
El estilo de Tal (mucho más creativo) no casaba con el de su época, con esa escuela que buscaba no arriesgar la derrota para así llegar, en su caso, a una lejana victoria. Considerado por muchos como el mayor anarquista de la historia del ajedrez, Mikhail Tal veía el ajedrez más como un arte que como una ciencia, siendo toda su vida un apasionado de las combinaciones de ataque, y desarrollando un estilo audaz pero calculado. Y es que Mijaíl solo tenía ojos para el rey, al cual buscaba por encima de todas las cosas.
Aunque sus sacrificios se salían de todo posible análisis, también es cierto que le reportaron buen número de victorias. Este particular modo de jugar hizo de Tal un directo sucesor del austriaco Rudolf Spielmann, autor del arte del sacrificio en ajedrez. Para éste, un verdadero sacrificio es una combinación que no se puede calcular hasta el final de un tiempo limitado, pero que el adversario no podrá refutar en el mismo tiempo.
Y exactamente así es como Tal lo ponía en práctica. Es decir, a lo largo de sus partidas, sometía a sus adversarios a una presión continua y de tal magnitud que, al final, solían cometer algún error que él aprovechaba con inusitada ferocidad. De hecho, algunos han llegado hasta a decir que el carismático genio letón los hipnotizaba.
Gran aficionado al ajedrez relámpago, en esta modalidad no conoció rival (de hecho, en 1988 ganó el primer Campeonato del Mundo de ajedrez blitz). Su rapidez de pensamiento era asombrosa, pues era capaz de descubrir las jugadas más complicadas con un simple golpe de vista, lo que hizo que en toda su carrera sólo viera caer la bandera de su reloj en una ocasión. Incluso jugaba partidas amistosas contra otros maestros en las que comenzaba con menos tiempo en su reloj, siendo derrotado en escasas ocasiones.
Conocido como el «Mago de Riga» o el «Brujo de Riga», muchos lo califican como «el mejor atacante de la historia». Entre la belleza y el orden, Mikhail Tal siempre escogió la primera. De hecho, su juego estaba repleto de golpes tácticos que se asemejaban a pases mágicos, y su peculiar estilo lo ha convertido en uno de los jugadores legendarios de la historia del ajedrez.
Frases Célebres
Las declaraciones de Mikhail Tal nunca dejaron indiferente a nadie, pues no en vano sus conceptos ajedrecísticos y su ajedrez de ataque le llevaron a dominar el mundo del ajedrez durante varios años.
Aquí tenemos una estupenda selección con las mejores citas y frases célebres que el genio letón compartió con el mundo a lo largo de su vida.
- Hay dos tipos de sacrificios: los correctos y los míos.
- Jugar a tablas (al menos con blancas) es, en cierto modo, un acto crimimal contra el ajedrez.
- Es un honor exagerado que me comparen con Lasker. Él cometía errores en todas sus partidas, y yo solamente en una sí y en otra no.
- El hombre acepta sin problemas que una máquina corra más que él, pero difícilmente aceptará que piense mejor que él.
- Primero, a ver cómo sacrifico mi dama, después la torre, luego el afil, luego el caballo, luego los peones.
- Fischer es el genio más maravilloso que ha descendido de los cielos del ajedrez.
- Con el tiempo, empecé a progresar en partidas decisivas. Tal vez porque me di cuenta de una simple verdad: no solo estaba yo nervioso sino también mi oponente.
- Si prohibiesen el Ajedrez, probablemente me haría contrabandista.
- Si las negras aspiran a ganar, prácticamente se ven forzadas a permitir que su rival tenga algún tipo de bien conocida ventaja posicional.
- Los movimientos silenciosos muchas veces causan una impresión más fuerte que una combinación salvaje con tremendos sacrificios.
- El ajedrez ocupa en mi vida un ciento por cien, más diez.
- Sin técnica no es posible llegar al cenit del ajedrez y, por lo tanto, todos intentamos tomar prestada de Capablanca aquella maravillosa y sútil técnica suya.
- Un jugador de ajedrez es primordialmente un actor. Se sienta en el escenario preguntándose qué jugada le va a agradar más a la concurrencia.
- Tuve suerte porque 1960 fue bisiesto y pude ser campeón un día más. Pero eso no me preocupa, porque el título de campeón es provisional, mientras que el de excampeón es eterno.
- Cuando le pregunté a Fischer por qué no había jugado un determinado movimiento, respondió «Bueno, te reíste cuando lo apunté».
- Es curioso, pero mucha gente no llega a comprender porque suelo firmar tantas tablas hoy en día. Piensan que debe haber cambiado mi estilo de juego, pero no es ese el motivo ni mucho menos. La explicación de esa enfermedad de las tablas se debe a que mis casillas favoritas son e6, f7, g7 y h7, y todo el mundo lo sabe. ¡Y las protegen no una vez, sino cuatro!
- Me gusta tomar la iniciativa y no permitir a mi rival que esté en paz con su mente.
- Al igual que la imaginación puede verse avivada por la sonrisa de una chica, lo mismo ocurre con las posibilidades que ofrece el ajedrez.
- ¡Fischer es Fischer, pero un caballo es un caballo!
- Me gustaría ser romántico siempre en el ajedrez. Tristemente, esto no siempre funciona así.
- En mis partidas algunas veces he encontrado una combinación de manera intuitiva, simplemente percibiendo que tenía que estar allí. Aún así no era capaz de traducir mi proceso de pensamiento a lenguaje humano normal.
- Los aficionados al ajedrez y los lectores sólo son felices cuando un gran maestro se arriesga, más que cuando se limita a mover las piezas.
- El gran sueño de cualquier ajedrecista es disputar un duelo contra el campeón mundial, pero la paradoja es que cuanto más cerca estás de esa meta, tanto menos piensas en ello.
- Está claro que los errores no son buenos para una partida de ajedrez, pero los errores se pueden evitar y, en cualquier caso, una partida sin errores o «impecable» carece de colorido.
- Si te limitas a esperar por la suerte, la vida se vuelve muy aburrida.
Curiosidades
En esta sección veremos las curiosidades más impactantes de la vida y carrera del gran genio letón del ajedrez Mikhail Tal.
1. Especulaciones
En su día, se especuló con un posible envenenamiento por parte del servicio secreto soviético con la intención de debilitar a Tal y que Botvinnik, gran protegido del Politburó, recuperase su corona de campeón del mundo (como así ocurrió). En cualquier caso, Tal nunca se pronunció al respecto, por lo que dichas acusaciones son imposibles de probar.
2. Ejemplo de superación
Mikhail tuvo desde su nacimiento dos dedos menos en la mano derecha, defecto que solía esconder ocultándola en el bolsillo (de hecho, solo aparecía visible al encender alguno de sus cigarrillos). En cualquier caso, esto no le impidió tocar muy bien el piano, estando entre sus favoritas las composiciones de Rajmáninov, Chaikovski y Chopin.
3. Arrestado
En una ocasión, paseando por Moscú después de una partida por el Campeonato de la URSS, Tal estaba tan absorto pensando en el juego que atravesó un cordón de seguridad y fue arrestado. Al final, acabó analizando las situaciones sobre un tablero en la comisaría, ayudado por el inspector de la Militsiya.
4. Homenajes
En 1995, en la ciudad de Riga se disputó un torneo en su memoria, al que acudieron los mejores jugadores del momento para rendir un justo homenaje al ex-campeón del mundo. El torneo fue ganado por Kasparov. Por otro lado, desde el año 2006 se organiza otro torneo en su memoria en Moscú, en el que siempre se busca que acudan los mejores del mundo (los de mejor Elo), aunque tal vez sería más lógico invitar a jugadores tácticos contrastados y buscar un juego más acorde al carácter del homenajeado.
5. Olimpiadas
En las Olimpiadas de Ajedrez, Tal tuvo unos números insuperables (59 victorias, 32 tablas y sólo 2 derrotas), siendo éste el mejor porcentaje de puntos logrados por un jugador en esta competición a lo largo de la historia (un 81,2%). En esta clasificación le siguen otros ilustres como Anatoly Kárpov (80,1%) y Tigran Petrosian (79,8%).
6. Guasón como pocos
En el torneo de candidatos de Bled, Belgrado y Zagred del año 1959, Mikhail logró derrotar al siempre complicado Paul Keres (apodado «el campeón sin corona») en Bled. Un periodista le preguntó entonces en qué momento se había equivocado Keres, a lo que Tal respondió «A las nueve y media». Por si fuera poco, también añadió que se había equivocado en la primera jugada, al haber hecho «e4».
7. Pregunta sorpresa
Tal comenzó la Universidad con sólo 16 años, ya que le habían adelantado dos cursos en el colegio. En cierta ocasión se presentó a un examen oral, respondiendo con rapidez y exactitud las dos primeras preguntas que le hizo el profesor. La tercera pregunta resultó ser toda una sorpresa: «Ahora presta mucha atención. Esta pregunta va a ser la más importante y la más difícil. Si en aquella partida con Spassky él hubiese movido su dama a h8, ¿cómo hubiera contestado usted?». Por supuesto, Tal mantuvo la calma y respondió acertadamente.
8. Partidas consecutivas
Entre el 23 de octubre de 1973 y el 16 de octubre de 1974, «Misha» encadenó nada más y nada menos que 95 partidas sin perder, un logro increíble al que ningún otro jugador ni siquiera ha podido acercarse.
9. Una memoria prodigiosa
Después del torneo de Zurich de 1959, que Tal había ganado brillantemente, éste mostró todo su talento en una sesión de simultáneas a 38 tableros. Una vez finalizada la sesión, comentó con uno de los participantes una de las jugadas. Éste se extrañó de que recordara toda la partida, a lo que Tal respondió que las recordaba todas. Como nadie le creyó hicieron una apuesta, que por supuesto «Misha» ganó: cogió lápiz y papel, y escribió cada una de las jugadas de las 38 partidas, sin ni siquiera tener un tablero cerca.
10. Otro récord
Mikhail Tal es el jugador que más victorias logró en el Campeonato de la Unión Soviética, empatado con Botvinnik (aunque es un dato difícil de comprobar). Dicho campeonato puede ser considerado como el torneo más fuerte que se ha disputado en el mundo del ajedrez, ya que el número de grandes jugadores soviéticos no conocía límites.
11. Engañando a Fischer
También en el torneo de candidatos de 1959, en una de sus partidas con Fischer se encontraba perdido, aunque sólo había una jugada que le obligaría a abandonar. A duras penas podía soportar la tensión, por lo que levantó y empezó a pasear cerca de la mesa. Cuando Fischer anotó su jugada en la planilla, Tal se acercó y echó un vistazo ante la atenta mirada de su rival. Aunque vio que era la jugada correcta, mantuvo la compostura y puso cara de indiferencia, lo que desconcertó a Fischer, decantándose finalmente por una jugada distinta. Pues bien, ello salvó al «Mago de Riga», que incluso se apuntó la victoria unas jugadas después.
12. Por todo lo alto
El 28 de mayo de 1992, el «Mago de Riga» se escapó del hospital de Moscú, donde estaba ingresado por un fallo renal que amenazaba su vida, para participar en el Campeonato de Ajedrez Relámpago de Moscú. Allí, se enfrentó con Kasparov, por entonces vigente campeón mundial, al que derrotó tras 17 jugadas debido a que a éste se le terminó el tiempo. Un mes exacto después, Mijaíl falleció.