En el artículo de hoy veremos en profundidad que es eso de las llamadas relaciones «tóxicas». Normalmente se asocia este tipo de relaciones al entorno de pareja, aunque, como veremos, puede afectar a todo tipo de relaciones de nuestro día a día. Por último, se proporcionarán una serie de consejos para que, aquel que este sufriendo una relación de este tipo, disponga de las bases para poder superarlas. Por cierto, por si fuera de tu interés, aquí te dejo el enlace al fantástico artículo donde analizábamos a fondo el acoso laboral.
Tabla de contenidos
¿Qué son las Relaciones Tóxicas?
Las relaciones tóxicas son aquellas en las que ambas partes son incapaces, por el motivo que sea, de impedir hacerse daño. Contaminan la autoestima, la felicidad y, en definitiva, el modo en que una persona se sitúa en el mundo. Generalmente son consideradas en el ámbito de una relación de pareja, pero también pueden tratarse de relaciones de amistad, de trabajo, o incluso familiares.
Muchas veces no nos resulta fácil identificar este tipo de relaciones, bien por falta de habilidad, bien porque el daño es muy paulatino y está muy bien disfrazado, o bien porque la relación que nos perjudica tanto también nos aporta otras cosas a las que no estamos dispuestos a renunciar. Las relaciones tóxicas nos atrapan, como si fuera un pantano con arenas movedizas, y cuanto más queramos librarnos, más difícil será para nosotros desengancharnos de sus garras. Nos hacen mal, nos impiden avanzar, manipulan todo aquello que nos reconforta de nuestra existencia, destruyen aquello que somos, no nos dan «permiso» para pensar ni actuar como queremos y, en resumidas cuentas, nos hacen seres infelices.
Si la relación en que te encuentras de alguna u otra forma te hace sentir mal (te sientes juzgado, desvalorizado, manipulado, amenazado, acosado, maltratado, etc.) o sientes un vacío difuso después de verte con una determinada persona, es importante que te preguntes si estás en una relación tóxica y que busques la manera de salir lo antes posible. Éstas a menudo se manifiestan en forma de señales corporales, como puede ser rabia, tensión en las piernas, malestar, o incluso insomnio.
Generalmente, una relación tóxica de pareja se desarrolla entre dos tipos de personas, una dominante (manipuladora) y otra sumisa (susceptible a la culpabilidad, sensible y vulnerable), aunque puede que ninguno de los dos se dé cuenta de ello. Si bien ambas partes pueden sufrir, el que se lleva la peor parte es el que acata las órdenes. En realidad, lo que motiva a una persona a tener conductas tóxicas, es la voluntad de tener control completo y de tener todo el poder en la relación.
Si bien las peleas de poder son algo normal en cualquier relación, las relaciones tóxicas están caracterizadas por la insistencia constante y absoluta de uno de los dos en tener el control, siendo finalmente el único que obtiene un beneficio de la relación. A todo ello se le unen problemas de comunicación, mentiras, chantajes emocionales y, sobre todo, manipulación.
¿Qué son las Relaciones Sanas?
De igual manera que en el apartado anterior veíamos en qué consistía una relación tóxica, para tener la foto completa hemos de tener claro qué podemos considerar como una relación sana o saludable. Lo veremos en el ámbito de una relación de pareja, aunque las sensaciones y comportamientos que aquí se describen podrían ser extrapolados (aunque obviamente con matices) a cualquier tipo de relación.
En primer lugar, en una relación sana, ambos miembros de la pareja cuidan mucho su vida personal: sus intereses, sus aficiones, sus inquietudes culturales, etc. De igual modo, es recomendable que haya una voluntad por parte de ambos de encontrar nexos de unión que permitan hacer cosas juntos y que, por ende, permitan hacer partícipe al otro de lo que más nos gusta.
Una buena relación nos hace bien, nos potencia, genera más alegría que tristeza, más fuerza que debilidad, más bienestar corporal que malestar corporal, y nos dirige hacia el desarrollo y el crecimiento. Además, nos da impulso y motivación, con un intercambio de energía que tiende a ser positivo y agradable: uno se experimenta a sí mismo al lado del otro de forma relajada, sin exigencias, sin tensiones, sin miedos y con confianza. Esta energía estará más proyectada hacia el futuro (proyectos, hijos, etc.) que hacia el pasado. Esto es completamente diferente a lo que ocurre en una relación tóxica, en la que se mira mucho hacia atrás (a lo que dijimos, a lo que hicimos, etc.) y cada persona ocupa en ella un lugar determinado, rígido y poco flexible, donde no hay posibilidad de crecer (y si lo intentamos, provocaremos seguro algún tipo de turbulencia emocional).
Otro elemento fundamental de una relación próspera, consiste en darse reconocimiento: ver de verdad al otro, hacer el esfuerzo de prestarle atención y poder ser quienes somos en cada momento, sin tener que encajar en guiones preestablecidos (como, por ejemplo, el de que siempre uno de los dos tiene que ser el fuerte, o el débil, o el responsable).
En definitiva, una relación sana es aquella que te suma y no te resta: la que te hace sentir más grande, más escuchado, más respetado, más seguro y más tranquilo (y no lo contrario).
Tipos de Conductas Tóxicas
Antes de crearse una relación tóxica en sí, existen una serie de conductas que también podríamos catalogar como «tóxicas» y que sirven como mecha iniciadora de dicho tipo de relaciones.
En el siguiente listado describiremos los tipos de conductas tóxicas más representativos que, según los expertos en la materia, existen en la actualidad:
- Menosprecio y denigración: el menosprecio se puede dar a través del humor o las bromas, emitiendo juicios sobre las cualidades, competencias o la personalidad del otro, o bien mediante la burla explícita. Aún en los casos en que se logra confrontar a la persona que denigra, ésta se muestra evasiva y disfraza su actitud diciendo que simplemente está bromeando.
- Intimidación y control: el mal carácter es una forma que una persona tóxica tiene de controlar y chantajear emocionalmente, responsabilizando a los demás por sus enfados. Sus parejas deben estar constantemente midiéndose para no decir o hacer algo inapropiado, pues es impredecible cuándo ésta puede estallar en furia, lo que desgasta emocional y físicamente la salud de la otra persona.
- Inducción de culpa: una de las personas puede inducir la culpa en la otra, manipulándola para intentar controlarla. Esto puede ocurrir en relaciones de pareja, pero también es frecuente en la relación de los padres con sus hijos adultos.
- Excesiva independencia: uno de los integrantes de una relación de pareja puede llevar su independencia demasiado lejos, de tal manera que compartir lo que hizo en su día o anunciar lo que va a hacer, lo expone a que el otro lo controle, y por lo tanto a perder su independencia. Esto necesariamente hace sentir insegura a la persona que está a su lado, debilitándola emocionalmente, e incluso pudiendo afectar a su salud física.
- Actitud utilitaria: esto ocurre cuando una persona utiliza a la otra para obtener lo que quiere, y la otra intenta complacerla constantemente sin nunca conseguirlo. Se trata de una relación en un solo sentido, ya que solo uno obtiene beneficios. Las personas que utilizan a otros absorven la energía de estos, y tienden a dejar sus relaciones si encuentran a alguien que puede hacer más por ellas.
- Actitud posesiva y controladora: existen relaciones de pareja en las que uno de los dos es posesivo, y el otro sufre los celos y la desconfianza de su pareja. Si se deja que simplemente pase el tiempo, las personas posesivas serán cada vez más sospechosas y controladoras. Más que estar con alguien en una relación, estas personas quieren poseerla. Los esfuerzos de su pareja de asegurarle su fidelidad y compromiso serán en vano, y quedarse en la relación tendrá como resultado el perder cualquier espacio personal y propio.
Señales de Personas Conflictivas
A lo largo de nuestra vida, podemos encontrarnos con determinado tipo de personas con las que, por sus características y modo de actuar, es bastante probable que se entre en una relación tóxica.
A continuación mostraremos algunos rasgos que pueden ayudarnos a identificarlas:
- Poseen una personalidad rígida, por la que repiten una y otra vez patrones de conducta, los cuales son muy limitados y generalmente no se adaptan a las diversas situaciones que se presentan en la vida. Por tanto, son personas más predecibles que la mayoría de la gente, pues se muestran poco flexibles ante las demandas del momento y de los diferentes contextos.
- Son problemáticas, y tienden a ser agresivas y a escalar los conflictos desproporcionadamente. Pueden ser o no violentas, pero suelen mostrarse hostiles en situaciones de estrés.
- Culpan a los demás por sus errores y enfados, sin reflexionar ni asumir su responsabilidad.
- Les cuesta integrar los «grises» o los matices de las cosas. Es decir, o es todo o nada, o alguien es bueno o malo. Por tanto, son muy limitados para ver la complejidad de lo que ocurre.
- Tienen dificultades para manejar sus emociones, por lo cual les cuesta controlar su reacción emocional (pierden el control, gritan, lloran, critican, reclaman, juzgan y se alteran de manera frecuente).
- Tienden a criticar a los demás sin fundamentos, descalificándoles cuando no están «a su altura». Ello es debido a que hay algo de otros que les irrita, perturba o amenaza, con lo que hacen juicios de valor desde sus malestares y prejuicios, utilizando en ocasiones la ironía y el sarcasmo.
- Tienen enfermedades mentales, episodios de violencia y/o determinado tipo de adicciones.
- Eligen los temas de conversación que quieren e ignoran los que no les interesan. Además, interrumpen y no escuchan a los demás, buscando constantemente ser protagonistas e invalidar las emociones de los demás.
- Hacen esperar a la gente y no piden mayores disculpas. Tampoco dan las gracias.
- Les gusta controlar con dinero.
- Tienden a ordenar las cosas de manera déspota y autoritaria.
Tipos de Relaciones Tóxicas de Pareja
Las conductas tóxicas (que veíamos en un apartado anterior) dan lugar una serie de relaciones que, en el ámbito de las relaciones de pareja, y de no poner remedio a tiempo, acaban también por convertirse en tóxicas.
En el siguiente listado veremos los tipos de relaciones tóxicas de pareja más representativas:
- Control y mando: una sola persona toma la capacidad para tomar las decisiones importantes y llega a ser, de algún modo, el jefe o jefa de la relación. Quiere siempre tener el control, no escucha las opiniones ajenas, y no basa su comportamiento ni en la justicia ni en la equidad. Esa persona es la única que crece, mientras que la otra se hunde cada vez más, minándose su autonomía, y viendo a la vez cómo su poder de decisión queda drásticamente reducido.
- Completar vacío: también tenemos las relaciones que cumplen la función de «llenar» o «completar» un vacío existente. Esto es síntoma inequívoco de que algo va mal, ya que debemos conseguir sentirnos plenos por nosotros mismos, sin que otro sea el encargado de suplir las carencias.
- Codependencia: son aquellas relaciones en las que ambos integrantes son pasivos y dependen del otro para ser felices. No saben lo que es la individualidad, y precisan de la aprobación externa para actuar. Además, siempre priorizan las necesidades ajenas sobre las propias.
- Idealización del otro: ocurre cuando uno o los dos miembros de la pareja no se ha enamorado de la persona con la que comparten afecto, sino con una versión idealizada de ella. Cuando se hace evidente que la otra persona no cambiará tal y como nosotros queremos para que se amolde a nuestros gustos, aparece el rencor. En el peor de los casos, la presión que una de las dos personas ejerce sobre la otra para intentar que cambie se transforma en una forma de maltrato.
- Relación idealizada: al igual que se puede idealizar a una persona, también puede ocurrir lo mismo con las relaciones. Los miembros de la pareja parten con expectativas muy distintas acerca de cómo será su relación. Se trata, básicamente, de un problema de comunicación durante las primeras etapas de la relación. Los efectos se hacen notar a largo plazo, cuando se han realizado varios sacrificios por la pareja que, llegado un punto, pueden verse como vanos o inútiles, lo cual puede producir mucho rencor y frustración.
- Mentiras y rencor: basada en mentiras continuas, donde se engaña a la otra persona sobre la naturaleza de los lazos afectivos que se han creado entre ambas partes, y se ve a la pareja como un medio para llenar un vacío o crisis existencial, para obtener la aprobación de los demás o para tener acceso a ciertos recursos. También podemos incluir aquí ocultar información o todo aquello que derrumbe la confianza (que es muy difícil de recuperar).
- Agresión verbal: estas relaciones se basan en la agresión-pasividad durante la comunicación, cuando en vez de hablar abiertamente se hace con indirectas o prejuicios, cuando las palabras o la actitud siempre es hostil, y cuando no hay atención al tratar de entablar un diálogo.
- Chantaje: los afectos y el amor que una vez fueron la base y la justificación de la relación, han sido sustituidos por una forma de chantaje que alarga la vida de la relación de manera dañina y artificial. Una persona le tiene lástima a su pareja y le concede un trato privilegiado y favorable, lo cual sirve a su vez para que la otra persona aprenda a «ser una víctima». Por ejemplo, puede hacer cosas para que la otra se sienta mal cuando, por ejemplo, salga de fiesta con amigos o amigas del sexo contrario y sin su «supervisión».
- Miedo: son relaciones en las que hay un maltrato claro basado en las agresiones (físicas o verbales), donde el miedo a que la pareja tome represalias si se entera de ciertas cosas es no solo una relación tóxica, sino una grave amenaza cuya resolución debe ser gestionada a través del sistema judicial.
- Justificación: también son relaciones tóxicas las de esas personas que utilizan problemas pasados para justificar lo que hacen en el presente, como por ejemplo unos padres muy autoritarios, una pareja celosa o un abandono en la niñez (todo vale como excusa).
Señales de una Relación Tóxica de Pareja
En muchas ocasiones, las personas inmersas en relaciones amorosas tóxicas no son capaces de darse cuenta de que están viviendo situaciones de abuso, ya que el amor que se puede sentir hacia esa persona hace que se tienda a perdonar cualquier cosa. Si bien la vida de pareja y la experiencia del amor tiene sus complicaciones, hay efectos muy concretos que dan cuenta de relaciones que no son sanas: quitan la paz, cierran puertas y oportunidades, generan agresión y violencia, restan madurez, y producen malestar físico y emocional.
En algunos casos, la relación tóxica forma parte de una dinámica de maltrato hacia la pareja, mientras que en otros es una relación en la que aparece el rencor y la frustración pero no se llega a dañar a la otra persona deliberadamente. Son relaciones que tienden a ir empeorando con el tiempo debido a la actitud de una persona en concreto. El problema de este tipo de relaciones es que, al final, siempre hay alguien que acaba pagando los platos rotos y sufriendo.
En los siguientes apartados veremos algunas conductas y señales que pueden ayudarnos a identificar este tipo de comportamiento. Antes de entrar en materia, hemos de ser conscientes que todos, en algún momento de nuestra vida, podemos cometer errores y tener uno o varios fallos como los que se describirán. Es por ello que debemos ser cuidadosos a la hora de enjuiciar a nuestra pareja, teniendo en cuenta que solo será una relación tóxica aquella en la que, de forma habitual, se produzcan varios de los problemas señalados, y será labor de cada persona en particular analizar detenidamente su situación.
Actitudes de control y celosía
Entre las actitudes de control y celosía tenemos:
- Le molesta que pases tiempo con tus amigos o familiares. Además, notas que cada vez que pasas tiempo con alguien del sexo opuesto, tu pareja se molesta en exceso y se pone celoso/a, obligándote a no ver más a esa persona.
- Controla tus gastos personales, lleva un control innecesario sobre tus cuentas bancarias, o te pide explicaciones sobre tus facturas.
- Investiga tus redes sociales y tu teléfono móvil.
- Pregunta constantemente por tus horarios y te planifica la vida sin pedirte opinión.
- Cuando te hace un favor, exige que le compenses inmediatamente.
- Te menosprecia y te da a entender que sin él/ella no serías nadie ni podrías seguir adelante.
- En reuniones familiares o con amigos, evitas emitir tu opinión sobre algo por miedo a que vuelva a reprenderte o a cuestionarte.
- Es habitual que use el chantaje emocional contigo: si no haces lo que él/ella quiere, se enfada.
- Notas que disfruta de ponerte en ridículo, cuestionarte o reprenderte incluso en público.
- Tienes la sensación de que tu voz se ha ido apagando poco a poco y de que al lado de esa persona no puedes ocupar el espacio que te corresponde.
- No confían en el sentido común del otro y, al no disponer de esa confianza, invierten mucho esfuerzo en controlar el comportamiento de la otra persona.
Actitudes de falta de respeto y conflicto
Algunas de las actitudes de falta de respeto y conflicto que podemos considerar como tóxicas son:
- Existencia de juegos psicológicos en los que uno y otro adoptan (y a menudo intercambian) el papel de víctima, salvador o agresor.
- Exceso de discusiones y de faltas de respeto.
- Le quita importancia a los problemas que le expresas, minimizándolos y diciendo frases del estilo «eso no es para tanto», «te estás quejando por vicio», etc., de manera que nuestros deseos y necesidades son sistemáticamente relegados a un segundo plano.
- No podemos hablar con tranquilidad acerca de cómo nos sentimos.
- Nuestros gustos y opiniones son criticados y puestos en tela de juicio.
- Se mete con tu forma de vestir e intenta influir de malas maneras para que cambies tu estilo.
- Siempre está recordándote todos los fallos y errores que cometiste en el pasado.
- Hace lo posible por restarle importancia a tus méritos y virtudes.
- Cuando se produce una discusión, tienes que ceder tú siempre, porque en caso contrario puede estar días sin dirigirte la palabra.
- Te culpabiliza de problemas que tiene en su vida laboral o con otras personas ajenas a la relación.
- Has dejado de contarle los problemas de pareja a tus familiares, amigos y allegados porque sabes que si él/ella se entera, montaría en cólera.
- Evitas explicarle los problemas o hablar sobre ciertos temas con él/ella porque sabes que se lo tomaría mal.
- Necesitamos andar de puntillas para no prender la mecha de la siguiente bronca.
- Se dirige a ti con exigencias y malos modos muy frecuentemente.
- Toma decisiones que afectan a ambos sin pedir tu opinión, e incluso sin informarte.
Actitudes tóxicas en el ámbito sexual
Centrándonos únicamente en el ámbito sexual, algunas actitudes tóxicas serían:
- Te chantajea o exige que realicéis prácticas sexuales que no te gustan.
- Notas que mantienes relaciones sexuales con él/ella a pesar de que no tienes muchas ganas, solo por complacer sus deseos o para evitar que se enfade.
- Te compara con otras parejas sexuales de su pasado.
Otras señales
Por último, otras señales que pueden dar muestras de toxicidad en una relación de pareja serían:
- Uno o ambos miembros de la pareja tiene baja autoestima. Esta persona se siente más vulnerable, y puede que no se dé cuenta en un primer momento de que no se merece que su pareja le trate mal o le critique continuamente.
- Son excesivamente críticos el uno con el otro. Existe un tono constante de crítica y tensión. Las personas sienten que nunca son suficientes para su pareja, y afirman que van con pies de plomo para evitar las críticas.
- No tienen aficiones, intereses y opiniones individuales, lo cual es señal de que una relación es demasiado cerrada. Cualquier separación, por pequeña que sea, se percibe como una amenaza, y la relación se convierte en abusiva o excesivamente controladora. Además, las diferencias de opinión derivan en catástrofes.
- El objetivo de las discusiones se convierte en conocer quién tiene la razón en lugar de en intentar resolver el conflicto o escucharse mutuamente. Así, los problemas se van apilando uno encima de otro, aumentando las probabilidades de que la pareja vuelva a enzarzarse en una nueva pelea.
- Apenas tienen amigos fuera de su relación. A los miembros de las relaciones tóxicas les resulta muy complicado pasar tiempo con amigos como hacían antes de tener pareja, ya que las personas controladoras y celosas suelen ser muy críticas con los amigos de sus parejas, y no les gusta que estas pasen tiempo con otras personas.
- Construyen muros entre ellos, lo que conduce a una sensación de aislamiento y soledad. Resulta complicado sentirse vulnerable cuando la pareja se cierra en banda, de igual forma que es complicado ser compasivo si la pareja no quiere hablar de lo que le preocupa.
- No se apoyan mutuamente. Brindar nuestro apoyo en el momento adecuado refuerza el vínculo de las parejas. Sin embargo, en el caso de las relaciones tóxicas, las parejas no se apoyan mutuamente, no ofrecen su ayuda en el momento adecuado, lo cual crea una cultura de decepción, soledad y, con el tiempo, rencor.
- Presencia de cuadros de ansiedad. Las personas con altos grados de ansiedad por separación son susceptibles a mantener relaciones tóxicas. Estas personas no paran de preguntarse si su pareja les quiere o si les va a dejar en algún momento, lo cual genera un caldo de cultivo perfecto para las discusiones por falta de confianza o celos.
- Juegan a echarse la culpa el uno al otro. Cuando no se comparte la responsabilidad ante las adversidades y se culpa continuamente a una persona, es imposible que no surja cierto resentimiento. Exigirle a tu pareja que cambie y criticarle por no hacerlo al ritmo que te gustaría es tóxico.
Cómo salir de una Relación Tóxica
A continuación veremos algunas recomendaciones sobre cómo dejar atrás, paso a paso, las relaciones tóxicas.
1. Detecta tus relaciones tóxicas
Lo primero es saber qué personas tienes cerca y darte cuenta de que están teniendo este tipo de relación contigo. En ocasiones esto no es tan sencillo, así que lo que puedes hacer es preguntarte con quién te sientes menospreciado o si hay alguien que siempre te ningunea.
De hecho, la definición «tóxica» viene precisamente de eso: alguien que te envenena el alma con el mero hecho de estar a tu lado, y que además es dañina para tu salud.
2. Toma conciencia de qué te aportan estas relaciones
Existen personas que tienen relaciones tóxicas y las mantienen, aún sabiendo lo perjudiciales que son para su salud. Cuando quieren cambiar eso, el daño ya es tan grande que cuesta mucho recuperarse. No permitas que ocurra. Si detectas una relación que te está intoxicando, finalízala, ya que cuanto más tiempo pase será peor.
No se debe caer en la manipulación de frases como «te quiero tanto que no sé lo que haría si me dejas» o «con todo lo que yo he hecho por ti». Una cosa que puedes hacer es imaginar una balanza: pon en un lado todo lo bueno que tienes y ganas con esa relación, y en el otro todo lo malo que tienes y pierdes con esa relación. ¿Qué lado de la balanza pesa más?
3. Dónde estás y dónde quieres estar
Pregúntate qué quieres hacer con tu vida, dónde quieres estar y cuál es tu meta. Piensa además qué sitio tienen tus relaciones tóxicas en ese futuro deseado. Es muy probable que si sigues con ese tipo de relaciones no llegues a ese futuro soñado o simplemente te impidan, con sus acciones diarias, que logres tu meta.
Si tu futuro te atrae lo suficiente como para luchar por él, seguramente sea el momento de deshacerte de las relaciones que te intoxican y que te impiden lograr tus sueños. No te dejes llevar por lo cómodo que sería no hacer nada. Piensa que puedes tener una vida más sana y que existen las relaciones saludables. Tienes otras relaciones sanas con otras personas, así que ¿por qué no conseguir que sean sanas todas tus relaciones?
4. Cambia lo que no te lleve a tu meta
Si ahora mismo no estás viviendo la vida que quieres, es síntoma de que algo debes cambiar. Ese cambio debe salir de ti, ya que, de esta manera, cueste lo que cueste, siempre serás tú quien ha decidido ese camino. Puede ser duro pero, si estás convencido de que quieres llegar al final, conseguirás esa vida que mereces. Piensa una cosa: sólo tenemos una vida. ¿Vas a malgastar tus horas y tus días con relaciones que te están matando?
En el caso de relaciones de pareja, que no te engañen con frases como «por ti puedo cambiar», ya que si no lo han hecho antes será practicamente imposible que lo hagan en el futuro. Recuerda que, si las cosas no han ido ya a mejor en tu relación de pareja, lo más probable es que no vayan a hacerlo nunca. Sé consciente de que mereces ser feliz hoy y todos los días de tu vida, así que es muy importante que no esperes a dejar de querer a la otra persona para dar el paso, ya que para entonces podría ser demasiado tarde.
5. El impulso final
Una vez conocido el camino, quedaría la parte más difícil: recorrerlo. Sin duda alguna, para contrarrestar todo lo malo de una relación tóxica y ayudarnos a superarla, podemos contar con el amor, el afecto y el cariño de otras personas que están a nuestro lado, que nos apoyan y nos quieren sin pedirnos nada a cambio, y que no nos hacen sentir mal. Confía en ti y confía en el proceso de cambio: los cambios pueden ser difíciles y pueden tardar en llegar, pero si crees en ti todo saldrá bien. En el caso de relaciones violentas, es fundamental que busques el apoyo de algún servicio o grupo en el que puedan atenderte y proporcionarte el espacio adecuado para que puedas dar los primeros pasos de la manera más segura posible.
Si estás en este punto, es que has sabido escuchar las señales de tu cuerpo, y que estás trabajando por tener una buena autoestima y una vida personal rica. Sigue perseverando, no te detengas. Las relaciones tóxicas son conocidas por dejar secuelas psicológicas importantes como la culpa, la confusión, el cansancio emocional o la vergüenza. Todas estas heridas requieren de tiempo y cariño, y es normal sentir que avanzas muy lento, así que no te desesperes.