En 2003, Stephenie Meyer tuvo un sueño. Lo que no imaginaba es que esa buena siesta la iba a convertir en multimillonaria: en ese sueño aparecía una chica humana y un vampiro que quería beber su sangre pero no podía evitar amarla. Al despertarse se puso a escribir un boceto… ¡Que se acabó convirtiendo en el capítulo 13 del libro! Efectivamente, había soñado con Crepúsculo, un libro que fue rechazado por 14 agentes y con el que vendió millones de ejemplares en todo el mundo, ¡antes incluso de que se hiciera la película!
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Llegada a los Cines y un Error Curioso
A la hora de llevarlo a cine, fue su directora, Catherine Hardwicke, la que salvó el libro de convertirse en otra adaptación pobre made in Hollywood: insistió en que necesitaba que fuera fiel a la novela original: los guiones que le habían enviado eran un absoluto desastre, y decidió escribir uno desde cero con la ayuda de Melissa Rosenberg. Entre las dos añadieron personajes, juntaron otros y modificaron la novela para que, en el fondo, todo siguiera igual. ¿El resultado? Un exitazo.
Eso sí, no exento de problemas. Al fin y al cabo, la película no tenía mucho presupuesto (37 millones de dólares) y se coló algún gazapo que otro. Fíjate bien en la imagen de más arriba: en los cristales del coche de Bella (bueno, de su padre), no pudieron evitar que, al contrario que los vampiros, se reflejara el micrófono. ¡Vaya por Dios!
¿El Futuro de la Saga?
Cinco años después de Crepúsculo, la saga acababa con Amanecer – Parte 2 (francamente, no había ninguna necesidad de dividirla más allá de buscar el dinero a la desesperada), mientras la recaudación no paraba de subir y subir en taquilla. Si tuviéramos ahora una sexta parte con los actores originales, ¿qué pasaría? Que alguien llame a Robert Pattinson y Kristen Stewart para comprobar una cosa, que seguro que no están liados ni nada.