Tras los sensacionales artículos sobre Bobby Fischer y Garry Kasparov, hoy conoceremos más de cerca al célebre José Raúl Capablanca, uno de los ajedrecistas más exitosos y emblemáticos de todos los tiempos, y que (como los mencionados anteriormente) dominó el mundo del tablero durante varios años y llegó a ser campeón del mundo de ajedrez.
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Tabla de contenidos
Biografía
José Raúl Capablanca (La Habana, 19 de noviembre de 1888 – Nueva York, 8 de marzo de 1942) fue un gran maestro de ajedrez cubano, campeón mundial desde 1921 hasta 1927. Debido a sus extraordinarias dotes y su precocidad (clasificado como segundo niño prodigio tras el gran Paul Morphy), fue apodado «El Mozart del ajedrez» o «la máquina de ajedrez», ya que en su época dorada era considerado imbatible.
Fue quizás el mayor talento natural jamás conocido. De hecho, aprendió a jugar al ajedrez con tan solo cuatro años, observando la técnica de su padre, y muy pronto comenzó a demostrar sus inconmensurables habilidades frente al tablero.
Tal es así que, en 1902 (con 14 años), participó en el primer campeonato nacional cubano de ajedrez, clasificándose en cuarta posición. Pero eso fue solo el principio, pues a partir de ese momento tomó parte en diversas competiciones que le llevaron a recorrer Europa y Estados Unidos, derrotando a varios de los mejores jugadores.
Entre 1912 y 1915 publicó una revista de ajedrez en La Habana. Durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial permaneció en Nueva York, donde ganó varios torneos entre 1915 y 1918, hasta finalmente alzarse con el título mundial en 1921, al derrotar al alemán Emanuel Lasker. Ese mismo año publicó su obra «Fundamentos del ajedrez» (1921), y se casó en La Habana con Gloria Simoni Betancourt (con quien tuvo 2 hijos antes de divorciarse en 1925).
Capablanca trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, y participó como actor en la película «Chess Fever» (1925). Por supuesto, continuó compitiendo, y ganó (entre otros torneos) el New York International en 1927, año en el que perdió dolorosamente su título mundial frente al ruso Alexander Alekhine.
Algunos años después (en 1938), contrajo matrimonio en segundas nupcias con la princesa rusa Olga Chagodaef, con quien estuvo casado hasta su fallecimiento.
Dicho fallecimiento tuvo lugar en Nueva York, el 8 de marzo de 1942 (a los 53 años de edad), a causa de una hemorragia cerebral que sufrió en el Club de Ajedrez de Manhattan, consecuencia de los graves desarreglos de hipertensión arterial que venía padeciendo desde hacia bastante tiempo, siendo sus restos trasladados a su ciudad natal (La Habana).
Estilo de Juego
El estilo de José Raúl Capablanca se ha calificado como natural y puro, con un excelente medio juego y una precisión en los finales que casi rozaba la perfección. De hecho, ya con 13 años demostraba sus conocimientos innatos en los finales.
Su intuición, su comprensión del juego, su velocidad de cálculo (implacable en partidas rápidas) y su capacidad para jugar posiciones aparentemente simples, le hicieron casi invencible en el transcurso de toda su carrera. Huía de las complicaciones tácticas resolviendo las posiciones con elegancia. Ello, unido a una capacidad de combinación tremendamente potente, le hacían un rival temible.
La armonía de las piezas y su fina comprensión posicional le otorgaron un estilo original y único. Fue un ajedrecista muy completo, con un estilo predominantemente sencillo y claro, y un excelente concepto de la iniciativa (le gustaba poseer la iniciativa, presionando así adversario). Prefería ganar técnicamente, jugando posicionalmente antes que ir al ataque, pero aun así tenía una gran visión táctica y, cuando atacaba, era letal.
En realidad, se dice que su única debilidad era la falta de voluntad para entrenar, circunstancia aprovechada en 1927 por el ruso Alexander Alekhine para arrebatarle el título mundial (tras un largo maratón de 34 partidas).
Carrera Ajedrecística
En su carrera, José Raúl Capablanca participó en 29 torneos de gran nivel, de los cuales ganó 15 y en otros 9 terminó segundo. En total, sumó 318 victorias, 249 empates y 34 derrotas, siendo el único campeón mundial que ha tenido Cuba, y cuya trayectoria fue reconocida por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE).
Con 5 años jugó una partida con el campeón cubano Ramón Iglesias. Éste le daría una dama de ventaja, pero acabaría siendo derrotado tras 38 jugadas frente a la joven promesa. Por su parte, con 7 años ganó una partida con igual ventaja al francés Tabernhaus.
Ganó su primer campeonato cubano con tan solo 13 años, al derrotar al experimentado Juan Corzo Príncipe en 1901. Se confirmaba, por tanto, que aquella joven promesa (aquel niño prodigio) se había convertido ya en una realidad.
Posteriormente, entre 1908 y 1909, Capablanca realizó una gira por los Estados Unidos, con una estadística de 703 victorias 19 tablas y solo 12 derrotas. Durante dicha gira, en 1909, aplastó al Campeón estadounidense Frank Marshall en un match de exhibición (8-1, con 14 tablas).
En 1911 fue invitado al fuerte torneo de San Sebastián (España), que reunía a los mejores jugadores del mundo (Rubinstein, Nimzowitch, Spielmann, Marshall, Janovski, Schelechter, Vidmar, Tarrasch y Berstein). De hecho, solo faltaba el campeón del mundo, Emanuel Lasker. Para sorpresa de todos, el gran genio cubano terminaría alzándose con el título, cediendo tan solo una partida frente al fuerte maestro Akiba Rubinstein. Ese mismo año desafió a Lasker a un match, pero las distintas discusiones sobre las condiciones y el estallido de la Primera Guerra Mundial hicieron que el encuentro se retrasara.
Durante el transcurso de la guerra, Capablanca permaneció en Nueva York, donde ganó varios torneos entre 1915 y 1918. En 1919 (y finalizada la guerra) se realizó en Hastings (Inglaterra) a modo de celebración el torneo de la victoria. Allí, José Raúl se coronó ganador sin perder ninguna partida, y fue entonces donde surgió el apodo de «la máquina de ajedrez».
Poco después, en 1921, consiguió alzarse con el campeonato mundial de ajedrez. Lo hizo después de 14 partidas (con 4 victorias y 10 tablas su favor), tras derrotar en La Habana al vigente campeón, el alemán Emanuel Lasker, que poseía el título desde 1894 (nada menos que 27 años consecutivos). Para ser más exactos, Lasker abandonó en encuentro, pactado a 24 partidas, cuando aún quedaban 10 partidas por disputarse.
En los años posteriores, ganó varios torneos, entre otros, el New York International de 1927, año en el que perdió su título mundial en Buenos Aires frente al ruso Alexander Alekhine. Capablanca era el claro favorito, pues su supremacía en los torneos era impecable (y, además, hasta ese momento Alekhine nunca le había podido ganar).
Se dice que, confiado en su talento, José Raúl no entrenó como era debido, mientras que Alekhine hizo lo opuesto: realizó un estudio minucioso de su rival, cada partida, cada patrón de ataque y defensa, y el estilo de juego que empleaba ante situaciones críticas. No es de extrañar, pues, que consiguiera vencerle (6-3 con 25 tablas, tras 3 meses de batalla).
Tras su derrota (amarga derrota), Alekhine no aceptó jugar la revancha. Después, Capablanca ganó varios torneos de gran nivel, y aunque ello le dió nuevas esperanzas de que Alekhine le otorgara finalmente la tan ansiada revancha, esto nunca sucedió.
En 1931, derrotó al fuerte campeón holandés Max Euwe (2-0, con 8 tablas). Luego de esta contienda, dejó de jugar torneos importantes, y empezó a participar en partidas de menor nivel en el club de ajedrez de Manhattan, aunque no tardaría mucho en volver a la alta competición (en 1934).
En 1935, Alekhine (que venía con problemas con el alcohol) perdió la corona contra el holandés Max Euwe. Un año después (1936), Capablanca ganó el fuerte torneo de Moscú y tuvo una buena actuación en Nottingham, donde derrotó a Alekhine. A pesar de esta derrota, Alekhine se repuso, y en 1937 recuperó la corona mundial en su partida revancha contra Euwe. Tras esto, Capablanca perdió la esperanza de volver a disputar el título mundial.
Ya en su decadencia ajedrecística (con 51 años), Capablanca siguió obteniendo extraordinarios resultados, como en la Olimpiada de Ajedrez de 1939 (en Buenos Aires), donde consiguió la medalla de oro al mejor primer tablero, superando a Alekhine y a Paul Keres (apodado el «externo campeón sin corona»).
Frases Célebres
Al margen de la brillantez de gran parte de sus partidas, muchas han sido las ocurrencias que el gran genio cubano ha aportado el mundo del ajedrez.
Dentro de este conjunto de ocurrencias y frases célebres de José Raúl Capablanca, podemos encontrar las siguientes:
- El ajedrez es indudablemente el mismo tipo de arte que la pintura o la escultura.
- Los jugadores sin trayectoria deberían mantener la boca cerrada en presencia de sus superiores.
- De pocas partidas he aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas.
- Mi adversario debió haber considerado que un jugador de mi categoría y experiencia no hubiera permitido una jugada así, si fuera buena.
- Cuando ustedes ven una posición, se preguntan qué puede suceder, qué sucederá. Yo lo sé.
- Un peón pasado aumenta su poder a medida que el número de piezas en el tablero disminuye.
- Vale más un peón de más que un peón de menos.
- El buen jugador siempre tiene suerte.
- Los libros de ajedrez deben de usarse como usamos los anteojos, para mejorar la vista, aunque algunos jugadores los quieren usar como si ellos les otorgaran la visión.
- Aprendí a jugar al ajedrez antes que a leer.
- Jamás he estudiado ajedrez. Sólo estudio ajedrez cuando juego una partida.
- Es necesario proteger al rey con el mínimo número de piezas y atacar al rey adversario con el máximo número de piezas.
Curiosidades
En esta sección veremos las curiosidades más impactantes de la vida y carrera del gran genio cubano del ajedrez José Raúl Capablanca.
1. Financiación
Tras acabar el bachiller, su familia no disponía de dinero suficiente para cubrir sus estudios universitarios en el extranjero (Estados unidos). No obstante, un conocido de la familia (Don Ramón Pelayo) se hizo cargo de los gastos para que a futuro éste le pudiera ayudar en su empresa. Solo puso la condición de que no jugara al ajedrez, pero José Rául no la cumplió, y tuvo que abandonar los estudios.
2. Ajedrez rápido
Durante el transcurso del torneo internacional que ganó en San Sebastián (España) en 1911, hubo una serie partidas de ajedrez rápido en las que Capablanca retó a Nimzowitsch, aplastándole sin contemplaciones. A raíz de ello, muchos maestros llegaron a la conclusión que el joven Capablanca era imbatible en juegos rápidos.
3. Gran Maestro
Debido a que el título de «Gran Maestro» no se otorga de modo póstumo, muchos jugadores que fallecieron antes de 1950 (y pese a sus merecimientos) no recibirían este título. Entre ellos, podemos encontrar a campeones mundiales como Wilhelm Steinitz, Emanuel Lasker, Alexander Alekhine y el propio José Raúl Capablanca.
4. Tras su primer mundial
Cuando ganó por primera vez el título mundial, su oponente, Emanuel Lasker, al término de la partida le estrechó la mano y le felicitó diciéndole «es notable joven, usted no ha cometido errores».
5. Racha de victorias
José Raúl Capablanca permaneció 8 años sin perder (desde 1916 hasta 1924, con 63 juegos invictos), siendo derrotado finalmente por el maestro Richard Réti.
6. Se veía venir
El año antes de conquistar el título mundial frente a Lasker (1920), y al ver el poderío del genio cubano, Lasker había decidido renunciar el título a favor de Capablanca, ya que lo consideraba un fuera de serie nunca visto. No obstante, José Raúl decidió rechazar dicha oferta, ya que, según sus propias palabras, «no acepto un título que no haya ganado».
7. En su honor
La FIDE (Federación Internacional de Ajedrez) estableció el 19 de noviembre como el «Día Mundial del Ajedrecista» en honor a José Raúl Capablanca. Además, en 1962 (y para homenajearlo), se comenzó a celebrar anualmente en Cuba el clásico «Torneo Internacional Capablanca In Memoriam», donde se han dado cita campeones mundiales y los principales Grandes maestros, siendo además la cuna del desarrollo del ajedrez latinoamericano.
8. Literatura
Como sabemos, Capablanca publicó una revista de ajedrez en La Habana. Pues bien, siguiendo en la rama literaria, entre los libros que publicó podemos encontrar: «My Chess Career» (1920), «Fundamentos del ajedrez» (1921) y «A primer of chess» (1935). Por cierto, en «Fundamentos del ajedrez», incluyó 6 de la 10 partidas oficiales que había perdido hasta el momento, fue cuando expresó «De pocas partidas he aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas».
9. El primero del ranking
Capablanca encabeza con una puntuación de 2725 el ranking de ELO (no el ELO máximo, sino el de toda su carrera) de jugadores históricos de épocas anteriores a la utilización del rating. Le siguen en esta lista otros jugadores emblemáticos como Mikhail Botvinnik (2720), Emanuel Lasker (2720), Alexander Alekhine (2690), Paul Morphy (2690), etc.
10. Denuncia
En el Torneo de Ajedrez «La Habana» de 1913, se produjo un confuso episodio en el que Capablanca denunció una supuesta maniobra fraudulenta para beneficiar a Marshall, en la cual Charles Jaffé había estado involucrado. El cubano afirmó a la prensa que no volvería a jugar en los torneos en los que Jaffé participara.
11. El ajedrez de Capablanca
En su día, Capablanca predijo que el ajedrez tendría dificultades mayores si continuaba la tendencia de que los jugadores de élite terminaran las partidas en tablas. Con vistas de evitarlo, propuso una variación del esquema de juego (a la cual se le asignó el nombre de «Ajedrez de Capablanca»), desarrollándose el juego en un tablero de 8×10, donde presumiblemente el mayor número de piezas y las dimensiones extendidas permitirían al jugador más efectivo expresar claramente su superioridad.
12. Protocolo de Londres
En 1922, Capablanca estableció las condiciones que debía satisfacer un aspirante al título mundial, conocidas como el «Protocolo de Londres». Entre estas características tenemos que el encuentro por el Campeonato Mundial se jugaría a 6 victorias (las tablas no contarían), jugándose 5 horas diarias y 6 días a la semana, con 40 jugadas en 2 horas y media.
Además, los jueces y árbitros serían elegidos por los contendientes, y el campeón del mundo estaría obligado a defender el título en el plazo de un año desde que fuera retado (aunque no estaría obligado a poner el título en juego si no hubiera una bolsa de 10000 dólares).
Excelente resumen sobre el Maestro Capablanca
Muchísimas gracias Carlos!!!